jueves, 3 de julio de 2008

El colesterol "bueno" es una aliado de la memoria, afirma estudio.

Martes 1 de Julio de 2008

Fuente :AFP

PARIS.- Un estudio realizado por investigadores franceses muestra que el déficit intelectual experimentado por el hombre a partir de los 60 años está relacionado con los bajos niveles en la sangre de colesterol "bueno".

"El estudio pone en evidencia la clara relación entre el colesterol bueno y la aparición de un declive cognitivo, incluidos numerosos factores susceptibles de conducir a una demencia" (accidentes cardiovasculares, consumo de alcohol), afirma la directora del estudio, Archana Singh-Manoux, del Instituto Público de Investigaciones Médicas (INSERM).

El declive cognitivo es la primera etapa hacia la demencia.

El estudio, publicado el lunes en la revista especializada Ateriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology, se realizó entre 3.700 funcionarios ingleses no dementes.

Se tomaron muestras de sangre con cinco años de diferencia (en 1999 y 2004) para medir las concentraciones de grasas sanguíneas, el colesterol HDL (el bueno) y el colesterol LDL (el malo).

Al mismo tiempo, los participantes fueron sometidos al test de memoria de las "20 palabras": debían citar el máximo número de palabras de la veintena presentadas instantes antes.

La incapacidad de citar más de cuatro palabras significa "un déficit cognitivo", mientras que el olvido de más de dos palabras entre dos fases del estudio se interpreta como un "declive".

Para las personas con un bajo nivel de colesterol bueno (menos de 40 miligramos por decilitro) el riesgo de déficit intelectual aumenta un 27% con respecto a aquellos con un nivel de HDL elevado (+60 mg/dl).

Cinco años más tarde, las personas con un nivel de colesterol bajo presentaron un 53% de riesgo suplementario de tener un declive intelectual (61%).

Según Singh-Manoux, los niveles de colesterol bueno (beneficioso para el sistema cardiovascular y neurológico) se pueden aumentar con "medidas simples".

La American Heart Association preconiza una actividad física regular, evitar el consumo de grasas "trans" (de origen industrial) y de reducir de manera general el consumo de grasas, especialmente de origen animal, y sustituirlo por el aceite de oliva.


martes, 1 de julio de 2008

Sebastián Edwards. Golpe al populismo

Artículo correspondiente al número 231 (27 de junio al 10 de julio de 2008)

Sebastían Edwards "Al final, el populismo siempre fracasa"

La escasez de estudios sistemáticos y profundos sobre el desarrollo del populismo en Latinoamérica motivó a Sebastián Edwards a retomar la pluma y escribir un libro que no dejará a nadie indiferente. Previo a la lectura del primer capítulo –que Capital adelanta en una versión traducida exclusiva- el economista y profesor de la UCLA explica los alcances de su trabajo. Por Guillermo Turner.

Sebastían Edwards recorre, con cierta frecuencia, algunas de las principales ciudades de Latinoamérica. De hecho, en los mismos días en que circula esta revista, se encontrará nuevamente en Santiago –no venía desde noviembre– participando como expositor en un seminario de Moneda Asset.

Esos viajes profesionales, sumados al seguimiento y estudio constante de la región que efectúa desde la UCLA, lo dejan en una posición privilegiada para analizar y compartir puntos de vista sobre la situación política y económica por la que atraviesa la región. Y su conclusión, a la fecha, no es demasiado alentadora: advierte que el riesgo del populismo sigue vigente, que el fenómeno no ha sido lo suficientemente estudiado y que a los países les ha faltado convencimiento y aplicación para llevar adelante las reformas de mercado.

Pero Edwards no se limita al diagnóstico. La idea es remover conciencias, incentivar los cambios y abandonar la división de país recorre, con cierta frecuencia, algunas de las principales ciudades de Latinoamérica. De hecho, en los mismos días en que circula esta revista, se encontrará nuevamente en Santiago –no venía desde noviembre– participando como expositor en un seminario de Moneda Asset. Esos viajes profesionales, sumados al seguimiento y estudio constante de la región que efectúa desde la UCLA, lo dejan en una posición privilegiada para analizar y compartir puntos de vista sobre la situación política y económica por la que atraviesa la región. Y su conclusión, a la fecha, no es demasiado alentadora: advierte que el riesgo del populismo sigue vigente, que el fenómeno no ha sido lo suficientemente estudiado y que a los países les ha faltado convencimiento y aplicación para llevar adelante las reformas de mercado. Pero Edwards no se limita al diagnóstico. La idea es remover conciencias, incentivar los cambios y abandonar la división de países que –como dice el profesor– “continúan estando entre los más regulados,proteccionistas, burocráticos, ineficientes y corruptos del mundo”. Por eso recogió sus apuntes, actualizó estudios, comparó cifras y se concentró en sacar adelante su libro Mercados y populismo: el accidentado camino de América latina a la modernidad, el mismo del cual Capital publica una traducción del primer capítulo y sobre el cual Edwards se explaya a continuación.

-Considerando que se ha comentado bastante, para bien y para mal, sobre el populismo en América latina, ¿qué te motivó a escribir al respecto?

-Hay una gran confusión con respecto al populismo en general, y a Chávez y su populismo bolivariano en particular. Se habla del tema con facilidad, pero hay pocos estudios sistemáticos y profundos que analicen sus raíces históricas, sus políticas y sus consecuencias. El surgimiento de Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y otros sólo se puede comprender si se entiende lo que pasó en América latina durante los últimos 40 años. En ese sentido, es necesario empezar con el fracaso de las políticas intervencionistas y proteccionistas, fracaso que se manifestó con la crisis de la deuda de principios de la década de los ochenta. En este libro me remonto aún más atrás, al año 1961. De hecho, el segundo capítulo se titula “De la Alianza para el Progreso al Consenso de Washington”.

-¿Cuánto tiempo dedicaste a la investigación y cuánto, a la redacción del libro?

-Escribirlo me tomó un poco más de un año. Casi toda la investigación de datos la había hecho con anterioridad, pero hubo necesidad de actualizarlos y agregar nueva información. En cierto modo, este libro resume muchos temas sobre los que he investigado durante los últimos 10 años. También se puede ver como la continuación de mi libro Crisis y reformas económicas en América latina, que publicó en inglés Oxford University Press en 1995, y Emecé en castellano en 1996.

-Teniendo en cuenta los “giros” políticos de Lula y Alan García, el aparente deterioro en la popularidad de Chávez y las reformas que introduce Raúl Castro en Cuba, ¿es posible sostener que el populismo va en retirada o, al menos, disminuye su ritmo de expansión?

-Al final, el populismo siempre fracasa y, por tanto, termina emprendiendo la retirada. Creo, sin embargo, que todavía tiene para un tiempo en la región. Es cierto que Chávez ha perdido algunas batallas, pero está lejos de haber perdido la guerra. Con el precio del petróleo a estos niveles, Chávez sigue teniendo muchos grados de libertad y capacidad de acción. Pero el problema de muchos países en América latina va más allá del populismo. La falta de interés por la modernidad y su modo de vida es muy generalizada, y afecta tanto a la llamada izquierda moderna como a los gobiernos “pro-mercado” de Felipe Calderón en México y Álvaro Uribe en Colombia. Hace unos días, México fijó los precios de más de 100 productos, una medida poco feliz.