viernes, 7 de diciembre de 2007

ANTIDEPRESIVOS


Abramos los ojos para ver antes de que sea tarde, que la vida es un hermoso regalo. Que cada amanecer es una oportunidad de empezar de nuevo. Que cada día podemos renacer. Aceptemos el milagro de estar vivos por nosotros, por los que nos rodean y por todas esas necesidades que podemos remediar. VIVAMOS para amar, para servir, para ser útiles a ésta sociedad nuestra que se remonta.
Una vez más leo en artículos o noticias que los antidepresivos, son el medicamento más recetado en nuestro país. Y me pregunto qué es lo que pasa.
¿Nos hemos olvidado de todo lo que tenemos? ¿Qué fue de la gratitud, de la esperanza? ¿qué fue de la fe, de la alegría?.
Roman'">Nos hemos olvidado de que tenemos una vida rica y abundante. Y lo que es peor, de que existen necesidades urgentes en todo el mundo, que podríamos remediar.
Estamos enfermos de olvido, y nada es capaz de llenar nuestra superflua abundancia.
Nos olvidamos algo esencial. Revisemos.
¿Porqué no es cada amanecer una explosión de alegría, y nos levantamos a desgana, sin pasión para iniciar el día o incluso de mal humor?.
¿Por qué arrastramos las horas por el trabajo, por el mercado, por la casa... y nos hipnotizamos por la noche mirando la tele?.
Nuestras vidas tienen un maravilloso propósito que las llena de sentido, esfuerzo y satisfacción. Busquemos ese propósito olvidado.
Podemos hacer mucho más que sobrevivir. Podemos VIVIR.
Sabemos de países donde solo hay mal trato y hambre. Y nosotros no solo no hacemos nada para evitarlo, sino que arrastramos nuestras vidas y nuestras riquezas, que no son útiles ni a nosotros ni a los que necesitan con urgencia.
Reaccionemos. Algo dentro de todos nosotros grita sin ser escuchado y nos apremia a despertar y hacer algo mas que mirar pasar la vida con indiferencia.
Abramos los ojos para ver antes de que sea tarde, que la vida es un hermoso regalo. Que cada amanecer es una oportunidad de empezar de nuevo. Que cada día podemos renacer. Aceptemos el milagro de estar vivos por nosotros, por los que nos rodean y por todas esas necesidades que podemos remediar. VIVAMOS para amar, para servir, para ser útiles a ésta sociedad nuestra que se remonta. O al menos, para intentarlo.
Al despertar miremos al sol, y regalemos uno de sus rayos a cada persona que está sufriendo una depresión. Y aunque solo sea un instante, creamos que el sol es un antidepresivo natural, económico y poderoso, como la tierra, el agua o el aire que sanan.
La vida explosiona a cada instante y nos regala atardeceres, amigos, proyectos... posibilidades de cambiar el mundo. Allí donde cada uno estamos y sin importar cuales sean nuestras capacidades, riquezas o creencias, tenemos una gran oportunidad de cambiar el mundo. Tal vez solo un poquito, pero un poquito necesario.
Caminemos con gratitud por la tierra que pisamos, y por los pies que nos llevan.
Miremos con solemne respeto los alimentos que comemos. Seamos conscientes de que tener trabajo es un privilegio. Como lo es tener un techo. Fijemos nuestra atención en todas esas cosas que rodean nuestras estancias, en todas esas personas, que nos esperan y nos aman.
Vayamos a descansar con la satisfacción del esfuerzo y lo bien hecho.
Si podemos prescindir de un poco de dinero, que no enriquezca los bancos, que se convierta en alimento para los necesitados.
Si disponemos de un poco de tiempo, salgamos a la calle a regalarlo. O vayamos a un hospital, y acompañemos a un enfermo solitario. Remediemos la necesidad.
Que los antidepresivos no sean necesarios. En nosotros hay sustancias y motivos para elevar el ánimo.
María Hoyo Sequí de http://www.davida.com/