sábado, 23 de mayo de 2009

OshO, La Vida es 1 Viaje.


La vida es una continuidad siempre y siempre. No hay un destino final. Siempre es un "ir hacia". Simplemente el peregrinaje, simplemente la jornada en sí misma es vida, sin llegar a un cierto punto, sin meta; sólo danzando y el estar en el peregrinaje, moviéndose alegremente, sin preocuparse por el destino. ¿Qué harás al llegar al destino? Nadie lo ha preguntado porque todo el mundo está tratando de tener un destino en la vida. Sin embargo, las implicaciones... si realmente llegas al destino de la vida, ¿entonces qué? Entonces vas a sentirte muy perplejo, no hay a dónde ir... has llegado al destino final y en la jornada lo has perdido todo. Has tenido que perderlo todo. Así que, al permanecer desnudo en el destino final, mirarás a tu alrededor como un idiota: ¿Cuál era el motivo? Estabas afanándote tanto, estabas preocupándote tanto y este es el resultado.

miércoles, 20 de mayo de 2009

El secreto de la vida es "morir antes de que te mueras" -y descubrir que la muerte no existe.


Eckhart Tolle.


Mientras sigas identificado con tu mente, el ego será quien dirige tu vida -como señalé antes-. A pesar de sus elaborados mecanismos de defensa y debido a su naturaleza fantasmal, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente continuamente amenazado. Dicho sea de paso, esto es así aún cuando el ego se muestre muy seguro de sí mismo en el exterior. Ahora bien: recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego -el yo falso construido por la mente-? Peligro -estoy en peligro. Y, ¿cuál es la emoción que se genera con este mensaje continuo? Por supuesto, el temor.

viernes, 15 de mayo de 2009

Japón antigua Capital, Kamaruka 1933



Entre árboles vacíos en invierno o el blanco rosado de los cerezos en primavera, Kamakura, capital de Japón entre 1194 y 1333, es siempre un buen destino, a 50 kilómetros al sur de Tokio y con vistas al Pacífico.
Más de una veintena de templos y casi una decena de santuarios conforman un completo recorrido que discurre entre montañas y, en ocasiones, junto al mar, capaz de agotar el entusiasmo occidental por este tipo de monumentos.
Tres kilómetros de radio en torno a la estación de Kita-Kamakura concentra los templos zen más conocidos de esta población, entre los que destaca el de Kenchoji, que hoy en día funciona como monasterio con 10 subtemplos.
La distancia entre ellos permite al visitante emprender el trayecto caminando, aunque esto puede cansar sus piernas, por lo que varios buses urbanos prestan servicio alrededor de las zonas de interés turístico.
A lo largo del camino, perfectamente señalizado con sencillos iconos internacionales como flechas o pictogramas, sin necesidad de conocer el japonés, el excursionista se irá encontrando con pequeños pero curiosos templos que anuncian la presencia de uno mayor.
SANTUARIOSEl santuario Tsurugaoka Hachimangu se alza sobre la mayoría de templos de Kamakura, al ser el más atractivo de la ciudad por su gran tamaño y ubicación. Situado en el centro de la ciudad, muy cercano a la estación de tren y centro neurálgico de la población, acoge a miles de turistas cada día.
Varios "torii" —típica puerta roja de entrada a un templo— dispuestos a lo largo de la avenida principal de Kamakura, anticipan la aparición del enorme edificio sintoísta.
A los pies de una larga escalera que conduce hasta el interior del templo, los visitantes se lavan la boca con agua en una fuente común y se esparcen humo de incienso por todo el cuerpo para desprenderse de sus impurezas, ritual sintoísta que siempre da la bienvenida a sus templos.
Muy cerca de este gran santuario la mayoría de los templos son budistas, pues el resto de los centros sintoístas se sitúan más lejos del casco histórico de la ciudad y en pleno campo.
Durante más de un siglo, Japón fue gobernado por el clan Hojo desde Kamakura, pero en 1333, debilitado por el costo de mantener las defensas frente a las amenazas externas procedentes de China, fue derrotado por el emperador Go-Daigo y la capital se trasladó a Kioto.
Los templos sirvieron en algunas épocas en Japón para conservar el arraigo de la gente de un pueblo a ese mismo lugar y evitar su emigración a otras ciudades al desarrollar en los fieles un fuerte sentimiento de pertenencia.
GRAN BUDALa razón que hace popular actualmente a Kamakura es, además de las cuatro playas que atraen a los tokiotas durante el verano, su Gran Buda de bronce, con 11.36 metros de altura, 125 toneladas y unas orejas de dos metros cada una.
Construido inicialmente en madera, el Gran Buda de Kamakura fue inspirado en el Gran Buda Todaiji de Nara, ciudad del centro del país y primera capital de Japón en el siglo 8.
Cuando el fundador del Shogunato o Gobierno de Kamakura, Yoritomo Minamoto, asistió con su mujer a la inauguración de la estatua de Nara tras una reconstrucción, se le encaprichó una de las mismas características para Kamakura.
Aunque Minamoto murió cuatro años después, el proyecto de construcción de otro Gran Buda pudo salir adelante a base de donaciones recaudadas de todas partes del país y finalizó en 1243.
TESORO NACIONALOriginariamente, la figura de Buda era dorada y brillante y se encontraba en el interior de un templo, pero en el siglo 15 un tsunami derribó hasta el edificio que la albergaba y actualmente se puede ver al aire libre.
La erosión y el paso del tiempo han hecho que las ocho grandes piezas de bronce que conforman, como un mosaico, el Buda presenten ahora un color verdoso.
Una ruta boscosa salpicada de templos conduce al visitante hasta el Gran Buda, único Tesoro Nacional de la región japonesa de Kanto, al tiempo que le revela otras de las mejores imágenes del viaje.
El santuario de Kuzuharaoka y el parque ajardinado de Genjiyama, además del santuario de Zeniarai Benzaiten, uno de los santuarios sintoístas más preciados de Kamakura, surgirán por el camino que baja desde Kita-Kamakura.
La ciudad de Kamakura, con casi 174 mil habitantes y hermanada con la europea Niza, alberga otros lugares dignos de ver como son los templos de Hasedera, Engakuji y Kenchoji.
La multitud de turistas que acuden hasta este rincón de Japón ambientan diariamente las principales calles de tiendas de Kamakura y llenan sus restaurantes, que se benefician del atractivo que supone esta ciudad para el público extranjero.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Oportunidad de amar con la serenidad que todo amor requiere en un instante de su proceso.


Ansiedad
Cada vez que un paciente relata los sucesos que rodean a su experiencia sexual surgen hechos específicos que dependen de la particular historia de vida de cada uno, y también otros que se sitúan en un plano general y compartido. Dentro de estos últimos se pueden ubicar dos factores relevantes que afectan el normal desempeño de la vida sexual: la exigencia y la ansiedad. Dice una vieja melodía: “ Ansiedad, por tenerte en mis brazos. Musitando palabras de amor”. Otro bolero clásico habla de la relación amorosa y la expresa en palabras tales como: “ ansiedad, angustia, desesperación”. Estos tres últimos términos aparecen unidos en una verdadera escalada de reacciones que se producen ante las emociones que suscita el ser amado.

De uno modo u otro, todos hemos experimentado alguna vez los signos que representan un estado de ansiedad: hormigueos en el estómago, palpitaciones, sudoración. Las circunstancias que pueden producir estas manifestaciones son múltiples: desde un encuentro amoroso, una entrevista de trabajo, un altercado, una relación sexual; en fin, todas aquellas circunstancias que provocan o producen un estado de alerta, y que predisponen al sujeto para la defensa o la acción. En este sentido la ansiedad es útil porque ayuda a enfrentarse a las situaciones complejas de la vida cotidiana.
Sin embargo, esta reacción esporádica puede convertirse en un invitado permanente que se presenta en forma crónica o intermitente, bajo la forma de ataques que paralizan al sujeto y le impiden reaccionar en forma adecuada.

La ansiedad puede definirse como un malestar psicológico que se produce de modos diferentes a lo largo de la vida de un individuo. Se la puede ubicar en un continuo que va desde una ligera perturbación ocasional, hasta una grave patología que altera la capacidad de funcionamiento armónico de la persona en distintas áreas de su existencia.
Su modo de expresión puede ser global o específico. Los factores básicos sobre la que se sustenta se relacionan con emociones tales como el miedo, la tristeza, la rabia, la frustración, el rechazo, las expectativas excesivas que los sujetos se forjan acerca de sí mismos y de su vida, la inseguridad expresada en una alerta constante sobre la propia persona (aprehensión), sobre el propio cuerpo y sus funciones (trastornos psicosomáticos), y sobre las ideas (obsesiones).

Las personas aprenden a convivir con la ansiedad, y en general la mantienen dentro de límites controlables, sin embargo para otros se convierte en un monstruo omnipresente, que determina un desequilibrio constante al cual los individuos se adaptan como forma de existencia, y se expresa en un estilo de vida colectivo. Basta observar las interacciones cotidianas características de una gran ciudad, para percibir como las personas se mueven en un cortocircuito emocional; este hecho se expresa en la impaciencia, la intolerancia, la agresión desmedida, en un estado de alerta constante que se hace notorio en la forma de conducir un automóvil, o en una fila de supermercado que se transforma en un caldero de emociones negativas contenidas y estalla ante cualquier conducta del otro que es traducida como falta de respeto, o lisa y llana agresión.

Es obvio y difícil permanecer ecuánime en un contexto de ansiedad generalizada, aunque esta adopte formas encubiertas.
Se podría hablar, aunque parezca excesivo, de una sociedad ansiogénica que admite el conflicto como estilo de relación, aún cuando –En un típico doble discurso- se lo condene públicamente.

Las inquietudes sobre distintos aspectos de la vida cotidiana se hacen omnipresentes; preocupación obsesiva por la salud, el trabajo, los hijos, el dinero, los ansiosos crónicos parecen anticipar siempre un desastre, y aunque comprenden que su estado de ansiedad es excesivo, no pueden desprenderse de ello, y lo expresan en síntomas tales como tensión muscular, temblores, dificultades para conciliar el sueño, dolores de cabeza, irritabilidad, trastornos en la vida afectiva y sexual. La ansiedad se constituye en la base de casi todos los problemas sexuales; es el factor común que vincula a una eyaculación precoz, un trastorno erectivo o una anorgasmia. Varones y mujeres se muestran incapaces de entregarse a las sensaciones eróticas, porque sus pensamientos los alejan de las percepciones corporales, para llevarlos a una situación de espectador de sus propios límites o sus propios fracasos.

En el extremo están quienes adoptan la ansiedad como estilo de vida, se autodenominan hiperkinéticos, y valorizan esta actitud, como si fuese un modo apropiado de conducirse. Lo demuestran en cada instancia: en el trabajo, en las relaciones personales, en la vida íntima. Su existencia, y la de los que tienen la mala fortuna de convivir con ellos queda signada por esta particularidad, que conduce inevitablemente a relaciones sin tiempo, ni armonía.
La adicción a la adrenalina es un ejemplo de la búsqueda permanente de estímulos reforzadores que sostienen una combinación entre un efecto específico sobre el cuerpo y las emociones que lo acompañan. Por un lado la actividad frenética de estos sujetos tiende a generar neurotrasmisores llamados aminas cerebrales, estas sustancias actúan a corto plazo, por lo que si se desea sostener las sensaciones están obligados a mantener el estímulo o aumentarlo hasta el agotamiento psíquico. Por otro lado, es el mismo deseo de experimentar un placer intenso, que no tiene -para ellos- comparación con otro, el que les genera una ansiedad específica que los empuja a la búsqueda.
Hagan lo que hagan: trabajo, deportes, fiestas, sexo; todo tendrá un denominador común: energía y velocidad. Mirado de esa manera no parece tener nada de malo, sugiere un estilo de vida, un modo de goce ligado a la intensidad. Sin embargo no es tan inocente, ni carece de riesgos. Lo que es necesario establecer para diferenciar un adicto a la adrenalina de otros que también la disfrutan, es el concepto de dependencia y anclado en este, el de compulsión.

Cualquiera puede disfrutar de la aventura, del riesgo controlado, de la pasión que inspira el nuevo amor, pero cuando solo es posible el goce asociado a la intensidad extrema, y cualquier otra posibilidad queda reducida a la condición de tolerable o más bien aburrida, es evidente que el campo y las posibilidades de satisfacción se restringen.

El problema principal que padecen, aunque no lo reconozcan fácilmente, es su imposiblidad de convivencia cercana o íntima con personas que no comparten su estilo. Esto no es un problema en la medida que cada cual puede tener territorios propios de acción, pero también debe existir la posibilidad de compartirlos, aunque más no sea transitoriamente.

Un segundo problema, que es el que los acerca a la consulta psicológica, es su dificultad en sostener y consolidar sus relaciones de pareja. Cuando se los entrevista lo primero que llama la atención es lo fugaz de sus vínculos. Entran y salen de las relaciones con la misma velocidad que los caracteriza.
Si la justificación de ese accionar se encontrara en un deseo de multiplicidad sexual sin compromiso ni consecuencias, se podría ver como una elección más, que no es ni más ni menos aceptable que otras opciones. Lo complicado es que en un momento se les produce una contradicción entre su anhelo de tener una pareja estable, con su rechazo a toda forma de constancia amorosa porque ella aparece como equivalente de la pasividad.
Aclaremos, no es que ellos no deseen conscientemente enamorarse o disfrutar de una pareja, lo que sucede es que la mayor parte del tiempo no logran darle una mínima oportunidad a la relación, porque simplemente se cuestionan cuando después de una fase inicial de gran intensidad, rápidamente ese otro no les genera la tensión y necesidad de presencia que ellos reconocen como atracción.

Su trampa es que no se imaginan a sí mismos sintiendo otro tipo de afectos más serenos, porque en su interior los asocian con la falta de interés, y eso les pasa porque confunden el amor que es un sentimiento global, con solo uno de sus componentes: la pasión adrenalínica. Este es el núcleo de un pensamiento erróneo que deben modificar si quieren tener oportunidad de amar con la serenidad que todo amor requiere en un instante de su proceso.
Cierto es que se puede vivir como si cada día fuese el último, o en una montaña rusa llena de descensos vertiginosos, el problema es quien querrá ser la acompañante en el carro.
Por el contrario, la verdad es que la ansiedad es una patología, y como tal debe ser encarada y sanada. No son las píldoras su panacea, sino la conciencia de que el equilibrio entre la persona, su medio ambiente y las relaciones es el ideal de existencia. http://www.robertorosenzvaig.cl/, La Tercera.

domingo, 10 de mayo de 2009

Darwin y la economía


Miércoles 04 de Febrero de 2009
Como muchos sabrán, en 2009 se celebran 200 años del nacimiento de Charles Darwin. Aunque el gran impacto de su obra El Origen de las Especies en la biología está bastante documentado, existen otros ámbitos donde también tuvo una influencia destacada, como la economía.La economía estudia la forma en que se asignan recursos escasos para satisfacer necesidades diversas. Es decir, tiene que ver principalmente con la elección entre alternativas. Las miradas evolucionistas acerca de la forma en que los agentes toman decisiones en economía son tan antiguas como el mismo Darwin (Veblen, Marx y Schumpeter por mencionar algunos).La economía moderna postula que si A es elegido, se debe a que es globalmente la mejor alternativa. Para ello se asume que los agentes están informados y son perfectamente racionales, porque conocen los efectos futuros de escoger A, B u otra alternativa.No obstante, y siguiendo los postulados de Lamarck, se podría asumir que los agentes sólo pueden evaluar la alternativa A o B a través de un proceso de ensayo y error. Los especialistas de marketing descansan muchas veces sobre este argumento. Hay que hacer notar que dicha experiencia podría ser transmitida, y es la forma en que muchas veces enseñamos a nuestros niños, aunque de manera imperfecta. En este contexto, cuando una conducta ha sido seleccionada, se refuerza en forma sistemática pues se revela su ventaja comparativa.Ahora bien, en un contexto dar-winista, los agentes son relativamente inflexibles para elegir entre A y B ya que sus decisiones vienen preconcebidas con anterioridad. Generalmente no se menciona la forma en que se generan esas preconcepciones pero, si A fuera la mejor alternativa, aquellos que eligieron B deberían desaparecer en algún momento (ellos mismos o las alternativas que ellos eligieron). Finalmente, está aquella otra mirada más flexible que sugiere que el proceso de adaptación evolutiva es esencialmente conservador. El proceso evolutivo termina en un equilibrio dinámico a menos que un evento extraordinario lo saque de allí. Por ejemplo, un período turbulento de transformación tecno-económica.El modelo neoclásico en el pensamiento económico descansa sobre la idea del equilibrio. Si bien las economías podrían estar fuera de éste, y quizá este año muchas de ellas lo estén, existen fuerzas explícitas (del Estado), o implícitas (del mercado), que nos permiten retomar la senda de equilibrio. Esta visión también es utilizada frecuentemente para el análisis de la conducta de los consumidores en un mercado puntual.Esto me recuerda a nuestro profesor Humberto Maturana, quien sugería a partir de los trabajos de Darwin, que los organismos vivos se encontraban constantemente adaptados. Si no lo estaban, morían, decía el. Ello no significa que no estuvieran en constante cambio. Postulaba que para los organismos adaptados debería existir una continua consistencia entre los cambios en el medio y los cambios en el organismo. Una co-deriva. Así, los organismos no estaban menos o más adaptados, estaban o no estaban adaptados, y punto. Le dejo a usted la reflexión sobre las implicancias de estas miradas sobre las políticas públicas en el mundo de hoy. Que pasa.